Realidades paralelas

Durante 9 semestres estudié la carrera de ingeniero en cibernética y sistemas computacionales y al mismo tiempo daba clases de humanidades en la misma universidad.

Si bien no era algo muy complicado (vivir las dos realidades al mismo tiempo), el primer semestre que di clases/estudié, fue algo complicado. Tenía que adaptarme a esas dos realidades, ser maestro en una Universidad no es cualquier cosa, e igual de complicado es ser alumno de ingeniería.

Recuerdo una frase de una alumna me dice: “Profe, con esa mochila parece alumno”. Me dio mucha risa, supongo que no se había enterado que en realidad era tan alumno con ella. Alguna vez se me habrán empalmado compromisos, pero nada grave. Eran más las ventajas. O al menos eso recuerdo. Era muy divertido, algunas veces me pasó que terminando de presentar un examen como alumno tenía que salir corriendo a aplicar un examen como maestro.

En una ocasión estaba con un grupo de alumnos (comunicólogos por cierto), tenía clase con ellos pero todavía no era la hora y estábamos afuera del salón esperando que diera la hora para entrar. Les había dejado un trabajo algo pesado como examen parcial y como no lo habían hecho estaban ya sobre el tiempo para entregarlo. Un grupo de los que habían llegado temprano trataba de convencerme de que les diera más tiempo para entregarlo. Me decía: “Profe es que estudiamos y trabajamos”. “Yo también” les contesté. Me dicen: “Es que hemos tenido varios exámenes” y le digo: “¿Y eso qué?  Yo también he tenido varios exámenes, de hecho hoy tuve uno y mañana tengo otro”. Su respuesta: “Es que a ti te ayuda Dios”, produjo una gran risa en mí. No recuerdo si les cambié la fecha de entrega, pero sí recuerdo la frase.

Todas las experiencias son únicas, pero creo que el vivir estos años de esa manera, fueron muy significativos. Algo que causaba asombro y sigue causando cada vez que lo cuento, es que tuve la oportunidad de ser maestro de mis propios compañeros. Durante dos semestres con el grupo que estudiaba,  “dejaba de ser alumno” para convertirme en maestro. Eso de dejaba era en teoría, porque no sólo no podía dejar de ser compañero, sino que aparte salía como alumno en mis listas de maestro y tenía que calificarme (sobra decir que mi calificación los dos semestres fue de 10. Siempre era el que más participaba en clase, los trabajos los entregaba como el maestro quería, y casualmente los exámenes siempre sabía todo lo que venía XD). La verdad fue muy padre dar clases a mis compañeros. Era un grupo muy participativo y nunca tuve ningún problema con ellos. Obvio eran cibernéticos no se podía esperar menos.

Pensaba que cuando terminara la carrera iba a dejar de vivir esa dualidad. Ya no me iban a preguntar en las oficinas: “¿Vienes como alumno o como maestro?”. Pero ya me di cuenta que no. Ahora la dualidad será la filosofía y la cibernética.

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